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domingo, 15 de abril de 2012

MARCA RIMMEL LONDON


Uno de los gandes secretos de seducción de la mujer moderna sólo está con nosotros desde el siglo XIX. Antes de esa fecha, si una mujer quería resaltar sus pestañas, debía acudir únicamente al khol aplicado con más o menos maña.

Eugene Rimmel (nacido en Francia aunque radicado en Inglaterra) fue el primero que inventó una pasta negra, que contenía ceras y carbón, en principio para disimular las pestañas blancas que suelen aparecer con la edad y dotar de textura a las mismas. Aunque probablemente desde la antigüedad se usaban productos para este mismo propósito o similares, la mezcla diseñada por Rimmel fue la primera que se puede considerar no tóxica (aunque eso no significa que fuera recomendada desde el punto de vista oftalmológico).

En 1884 Rimmel se trasladó a Londres, donde abrió junto a su padre una perfumería localizada en Bond Street, y allí comenzó a vender su famosa creación, además de fragancias y "vinagres de toilette". Pero lo que le convirtió en empresario de éxito fue su fantástica máscara. El establecimiento de Rimmel y su invento se hicieron tan famosos que la máscara de pestañas pasó a llamarse "rimmel" (en muchas lenguas como en el español, su apellido ha bautizado al producto) y la tienda "House of Rimmel", fue el embrión de la marca actual que todas conocemos, hoy en manos de la empresa perfumera internacional Coty. Rimmel acabó siendo el proveedor de perfume y maquillaje para la Reina Victoria. Incluso hoy, las máscaras de Rimmel siguen siendo el producto más vendido de la marca ya que al contrario de otras, mantienen su textura y frescura durante más tiempo (ellos dicen que es debido a no haber alterado en esencia la fórmula de Rimmel, pero claro...no sé yo).

En 1913 el químico T.L. Williams creó la que se considera primera máscara de pestañas moderna, al mezclar polvo de carbón con petrolatum, vulgo vaselina. Al parecer su hermana era muy coqueta y le pedía constantemente que le hiciera cremas y ungüentos. Su invento tuvo tanto éxito entre familiares y amigas que la pesada de su hermana (Mabel) comenzó a ingeniar una empresa de venta por correo. Fue el nacimiento de la conocida marca de cosméticos Maybelline (una mezcla de las palabras "Mabel" y "Vaseline"). El rimmel que comercializaron era en formato de pastilla sólida. Se servía con un pincel que una vez humedecido, se aplicaba en los ojos. Se quitaba con relativa facilidad y era bastante duradero, aunque sin alcanzar la consistencia de un waterproof.

La máscara adquirió poco a poco su estatus de producto fetiche para la mujer fatal, junto al carmín rojísimo: ¿Acaso no hay una imagen más cinematográfica que la de una tigresa arrebatada, con el rimmel corrido, llorando por sus desgracias de amor?. ¿Hubiera sido Bette Davis/ Baby Jane la misma sin sus pegotones de rimmel?.La verdad es que no.

Hubo que esperar hasta 1957 para que apareciera a primera máscara en tubo, y fue comercializada por Helena Rubinstein, que arriesgó para sacarla al mercado parte de su capital familiar, ya que en aquellos años, las mujeres no podían obtener créditos financieros a su nombre. Recuperó el dinero con creces.

Hoy, la composición del rimmel incluye ceras, pigmentos vegetales, polímeros, espesantes, conservantes, aceites, e incluso provitamina B5 para evitar el deterioro del vello de las pestañas, sobre todo en el caso de las máscaras resistentes al agua, mucho más brillantes en aspecto pero también más agresivas con nuestros ojos.

Aunque la máscara por excelencia es negra, hoy podemos encontrarla azul, gris, marrón, berenjena, morada o incluso verde.

Un detalle: el cepillo debe ser personal, y no es recomendable, por higiene, conservar una máscara más allá de los 3 meses.


Un truco: para resucitar un rimmel seco y muerto, no hay nada como añadir colirio líquido tipo "Visine". Licua totalmente la mezcla y no altera su formulación para que pueda seguir siendo usada, por lo menos, unas cuantas veces más

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